Cris Millà Stravada

II STRAVADA

Sábado 4 de febrero. Me encuentro en la línea de salida en Solsona, en una carrera de MTB, a la que hemos sido invitados mi partner de la Titán, Josep Itó y yo, con 8 más de los mejores del país corredores.

A las 9h nos encontramos delante de todos, con la élite femenina, Núria Picas y Ramona Gabriel. La verdad, yo pensaba… «No sé qué hago aquí», pero como me dijo Itó, «¡tú ponte bien en la foto que esto no ocurre todos los días!»

Salimos con salida neutralizada, pero en el kilómetro 1 todo el mundo comienza a todo gas, como si fuera una copa del mundo. Presiento que vamos a sufrir. Enseguida empezamos a subir, saliendo de Solsona para adentrarnos por los bosques de la zona Itó ha decidido ir conmigo durante toda la carrera. ¡Seguimos subiendo! De hecho, hasta el kilómetro 12 nos hacen subir, cogiendo algún sendero de bajada técnica, pero casi todo subida, y es que debemos ir hasta el Castell de Lladurs, que está a 1000 m. ¡Qué sufrimiento! Allí iba con la tercera chica, pero una vez arriba, ya no la vi más, y es que ya veía que no podría luchar por las posiciones de podio porque el recorrido prometía y había entrenado poco, para estar allá con la élite.

Cuando llegamos arriba en el castillo, nos esperaban 2 personajes vestidos de vaca que nos hacían tirar unas pelotas a una portería y un avituallamiento «black pata», como dice la organización, y es que había un jamón cortadito, acompañado de fruta , magdalenas, torta, chocolate, isotónico… La verdad es que es diferente del resto, con un recorrido muy top. Una vez allí nos esperaba una bajada larga por senderos ciclabes, con unos tramos muy técnicos y bajadas de vértigo, hasta el kilómetro 20. Aquí podías decidir hacer la ruta corta, que no era nuestra opción. Del kilómetro 22 hasta el 32 nos tocaban unos senderos muy técnicos de bajada con alguna subida, por unos bosques guapísimos y con algunos lugares con unas vistas de infarto, como algunos de los senderos. Tenía tanta tensión en las piernas por miedo a no caer, que estaban a punto de calambre.

Del kilómetro 32 al 38 nos tocaba volver a subir. La carrera estaba siendo chulísima, pero yo ya tenía las piernas cargadísimas y se me estaba haciendo difícil de llevar. Durante estos kilómetros, le planteé a
mi compañero hacer el recorrido medio, ya que se podía elegir durante la prueba, y eran 39 km, 6 menos que la larga. Él me insistía en hacer esta última, y me decía que era la única donde hacían podio, que en los otros recorridos no había, aunque, me extrañó, le hice caso, y decidimos continuar el recorrido largo.

Madre mía, ¡qué últimos 6 kilómetros! Aún nos quedaban unos 200 m de desnivel y mis piernas estaban cada vez más cargadas. Al final, carrera terminada con 3h 50′ y ¡4a posición!

Conclusión: Si hubiera hecho la media, tenía podio, y habría quedado en 1ª posición.
¡El año que viene, repito!

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