Etapa 4

116 km por delante. Nos espera una larga etapa, con mucho calor y viento. Colocados en la línea de salida en el segundo cajón, dan el pistoletazo de salida y salimos a tope, pero de repente empiezo a oír un ruido y veo que me está cayendo la bolsita de la cámara. Bien, suerte que es eso. Nos ponemos a un lado y ¡seguimos! A diferencia de los otros días, ya empezamos en subida. Noto que las piernas no van, pero enseguida se ponen a tono. Estamos yendo a un ritmo bastante alto.

Los primeros kilómetros ya los empezamos por un terreno muy pedregoso, y seguimos subiendo hasta hacer una subida técnica, llena de piedras donde hay mucha gente que acaba bajando de la bici. Cuando llegamos arriba, nos viene una bajada de duna, que sólo subir me caigo al suelo y me doy un golpe en la pierna, pero enseguida me levanto y la bajo a pie con la bici. ¡Vamos! Empieza el largo terreno atravesando un lago seco lleno de piedras que parece que vayas por la luna, avanzamos kilómetros y kilómetros, así sin parar de subir «falso llano» que se dice. Ya se me está haciendo muy pesado y hoy nos quedan muchos kilómetros por delante y con el viento en contra.

Estamos haciendo la etapa muy sólo. Hoy deberemos tirar de cabeza más que de piernas. Vamos teniendo ratos de mucha piedra y ratos de pequeñas dunas que nos van frenando la bici. Esto nos va desgastando. Seguimos con el viento en contra y en un terreno muy pesado, donde las bajadas hoy no existen; sólo hacemos que subir. Está siendo la etapa más dura que hemos realizado hasta ahora. Hoy la media nos está saliendo más baja, nos cuesta pedalear. A diferencia de los otros días, se está haciendo muy pesado, vamos solos y cuando pasa un grupo no podemos mantenerlos. Hoy toca pensar que estamos aquí porque queremos, ya sabíamos que era duro, así que vamos pedaleando y pasan los kilómetros. Cuando llevamos unos 80 kilómetros, todavía nos quedan 26 y, ya muy cansados, vemos las dunas y a mí se me abren los ojos. Va, Cris, que ya lo tenemos, pero van pasando los kilómetros y vamos viendo una inmensidad de dunas espectaculares, pero no vemos el campamento por ninguna parte, así que seguimos pedaleando, que todavía queda. Realmente estoy agotada, me cuesta mantener un ritmo alto y tengo que decirle a Josep que frene, que no puedo mantener el ritmo. Va, ¡ya queda poquito! Hasta que después de una etapa larguísima donde ya llevamos 6h pedaleando, vemos el final. Estoy agotada, pero cuando llegamos al arco de meta Erg Chebbi me quedo alucinada con el paisaje, un campamento rodeado por un mar de dunas, sencillamente increíble. Seguimos 🥉

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